Cesonia: ¡Estás desconocido! ¿Habrá sido todo una broma, no?
Calígula: No exactamente, Cesonia. Pura pedagogía.
Escipión: ¡No es posible!
Calígula: ¡Precisamente!
Escipión: No te entiendo.
Calígula: ¡Precisamente! Se trata de realizar lo que no es posible, o, mejor dicho, de hacer posible lo que no lo es.
Escipión: Pero es un juego que no tiene límites. Es el delirio de un loco.
Calígula: No, Escipión, es la virtud de un emperador. (Se echa hacia atrás con un gesto de fatiga). Por fin entiendo la utilidad del poder. El poder brinda una oportunidad a lo imposible. A partir de hoy y en lo sucesivo, mi libertad dejará de tener límites.
Cesonia (con tristeza): No sé si hay que alegrarse de eso.
Calígula: Yo tampoco lo sé. Pero supongo que con eso hay que vivir.
Calígula: No exactamente, Cesonia. Pura pedagogía.
Escipión: ¡No es posible!
Calígula: ¡Precisamente!
Escipión: No te entiendo.
Calígula: ¡Precisamente! Se trata de realizar lo que no es posible, o, mejor dicho, de hacer posible lo que no lo es.
Escipión: Pero es un juego que no tiene límites. Es el delirio de un loco.
Calígula: No, Escipión, es la virtud de un emperador. (Se echa hacia atrás con un gesto de fatiga). Por fin entiendo la utilidad del poder. El poder brinda una oportunidad a lo imposible. A partir de hoy y en lo sucesivo, mi libertad dejará de tener límites.
Cesonia (con tristeza): No sé si hay que alegrarse de eso.
Calígula: Yo tampoco lo sé. Pero supongo que con eso hay que vivir.
Albert Camus
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